Martes 3 de febrero de 2009
Faltan tres días para la boda.
El día de ayer pasó rápido, fue bastante atareado. Ultimar algunas cosas en la casa, preparar el almuerzo, buscar material para hacer los ejercicios de práctica para la prueba de lengua castellana del sobrinito de mi pareja, vino la madre de ella a ver unas cosas de la ropa que mi pareja llevará el viernes, las cosas de la casa...
Luego llegó el enano (7 años) sobre las 18:30 hs con el uniforme de la escuela y mochila en mano. Dice que en la prueba de inglés de ayer le fue bien, que fué fácil. Besos, abrazos, mimos de bienvenida, un rato de descanzo (jugueteo con nuestro perro incluído), prepararle su merienda y ponernos a ver que había de tarea escolar. La hizo a regañadientes al principio pero después se entusiasmó y quedó el resto de la tarde/noche de buen talante. Tras hacer la tarea de la escuela llegó la hora del baño. Le estoy enseñando a que no tire su ropa ni que la haga un bollo cuando se la saca. Hoy no la tiró, armó un cohete con misiles - con su ropa - sobre la tapa del inodoro... Sí! al mejor estilo Art Attack!!. También le estoy enseñando a que aprenda a bañarse sólo. La cabeza se la lavo yo y le voy indicando donde tiene que lavarse mejor (a veces es exhaustivo al enjabonarse en algunas zonas del cuerpo y en otras dá una pasadita y ya, jejeje). Una vez seco, vestido y con el pelo ya sequito volvemos al living para que empiece la práctica para la prueba del día siguiente. Repasamos ejercicios durante una hora y poco más. Hay temas que no domina bien, así que será cuestión de azar. No me gusta que sea así, pero con sólo unas horas antes del día de la prueba, bastante hemos cubierto y no hay más que pueda hacer para ayudarle.
La noche había caído y llegó el padre a buscarlo. Luego algo ligero como última comida del día y ya eran las 23:00 hs.
Era hora de un buen cigarrillo, tranquila, en silencio, mirando si había algo interesante en la tele. Me gusta la noche, la disfruto. Tras el movimiento del día me gusta encender un cigarrillo, poner música muy bajita y relajarme. El compás lo crean mi respiración y las pitadas del marlboro de turno (ya no me queda ni un cigarrillo de la marca que fumaba en Argentina. Nota: Cuando vuelva allá "Recargar provisiones").
Hay algo que está en mi mente y a lo que todavía no he querido prestar atención (¡Hago represión selectiva! Jajaja... :P) ¿Por qué pienso en ella? (ella= madre biológica). No lo entiendo. (Si alguien sabe la respuesta, ámbito "psi" preferiblemente, bienvenida será). Durante mi época de terapia, al tocar este tema, me dijeron que cuando fuera madre - en esa etapa - se iban a jugar y resolver, de alguna manera, situaciones del tema de mi propia maternidad y antes que ellas, cuestiones relacionadas con mi origen, que todo se iba a resignificar. Ok, lo entiendo e intuyo por que lado va a ir la cosa... pero ¿ahora?. ¿Por qué aparece ahora en mi mente? Me he llegado a encontrar preguntándome si ella alguna vez, pensó en mi futuro y por lo que sé de la historia, no dió muchas muestras de que le importase.
Por primera vez siento que empiezo a echar raíces. Paradójicamente, aunque crecí en un entorno familiar, tuve padres, abuelos, primos, toda la red de contensión social y afectiva que tiene cualquier persona... había algo que faltaba. Pensando en la analogía de un árbol, tenía todas las partes del mismo, pero de alguna forma, sentía que me faltaban raíces. (Ja! Ésto es una sesión psicológica de las buenas, hay "material" por todas partes). Hablando con otra gente en mis mismas circunstancias, he aprendido que ellos también sentían algo de éste órden, por más familia, amigos y demás cosas que tuviesen.
Desde muy chica sentía que algo me faltaba. En aquella época no podía saber "objetivamente" que estaba en lo cierto, pero lo sabía. El tema de mi adopción se blanqueó desde mí hacia mis padres hace unos 7 años nada más. Ese saber de la falta, la falta de raíces, me resultaba inquietante, me angustiaba por momentos. Cuando fuí creciendo comencé además a sentir que más allá de la angustia había que poder suplir de alguna forma eso que faltaba. Sentía que necesitaba que alguna vez, ese vacío no existiese más. Más tarde, algunos años después, pude identificarlo como que era la falta de raíces (aún sin saber por qué) y por primera vez en la vida, siento que empiezo a tenerlas. Es un hallazgo inmensamente tranquilizador, empiezo a experimentar una calma interna que nunca antes había sentido; había sentido otro tipo de calmas, pero ésta no... así no, así nunca hasta ahora.
En el peor momento del momento de la oficialización de mi historia, estaba en medio de un vendaval de sensaciones. Es algo que no le deseo a nadie, sinceramente. Si existiera algo como el infierno - no hablo en sentido religioso - yo estaba inmers@ de lleno en él en ese momento. Llegué a sentir que no sabía si iba a ser capaz de reconstruir mi vida una vez más y seguir adelante. También sabía objetivamente - por mi metièr - que un alto porcentaje de personas que averiguaban la verdad de su origen siendo ya adultos, fracasaban - irremediablemente - en su vida en casi todos los órdenes: a nivel amoroso, a nivel familiar, a nivel de relaciones sociales, a nivel laboral. Era como que esa verdad/la vida o como quieran llamarle, los derrotaba y hacía añicos. Y tenía miedo de que eso también me pasase a mí. Que después de todo el derrotero de mi vida y de haberme levantado tantas veces antes, ésta vez ya no pudiese, ya no tuviese fuerzas, que ya no encontrase mi Norte.
Los años pasaron, hoy por hoy estoy en este momento de la vida y por primera vez siento que estoy teniendo raíces, mis propias raíces y eso hace que sienta una calma y una paz de un gradiente para mí desconocido hasta ahora. Creo que hasta esa suerte de vacío o soledad primigenia está más calmo, más en paz. Estoy accediendo a un nuevo nivel - interno y externo - de la vida y como cada comienzo, ésto es realmente esperanzador.
,Luego llegó el enano (7 años) sobre las 18:30 hs con el uniforme de la escuela y mochila en mano. Dice que en la prueba de inglés de ayer le fue bien, que fué fácil. Besos, abrazos, mimos de bienvenida, un rato de descanzo (jugueteo con nuestro perro incluído), prepararle su merienda y ponernos a ver que había de tarea escolar. La hizo a regañadientes al principio pero después se entusiasmó y quedó el resto de la tarde/noche de buen talante. Tras hacer la tarea de la escuela llegó la hora del baño. Le estoy enseñando a que no tire su ropa ni que la haga un bollo cuando se la saca. Hoy no la tiró, armó un cohete con misiles - con su ropa - sobre la tapa del inodoro... Sí! al mejor estilo Art Attack!!. También le estoy enseñando a que aprenda a bañarse sólo. La cabeza se la lavo yo y le voy indicando donde tiene que lavarse mejor (a veces es exhaustivo al enjabonarse en algunas zonas del cuerpo y en otras dá una pasadita y ya, jejeje). Una vez seco, vestido y con el pelo ya sequito volvemos al living para que empiece la práctica para la prueba del día siguiente. Repasamos ejercicios durante una hora y poco más. Hay temas que no domina bien, así que será cuestión de azar. No me gusta que sea así, pero con sólo unas horas antes del día de la prueba, bastante hemos cubierto y no hay más que pueda hacer para ayudarle.
La noche había caído y llegó el padre a buscarlo. Luego algo ligero como última comida del día y ya eran las 23:00 hs.
Era hora de un buen cigarrillo, tranquila, en silencio, mirando si había algo interesante en la tele. Me gusta la noche, la disfruto. Tras el movimiento del día me gusta encender un cigarrillo, poner música muy bajita y relajarme. El compás lo crean mi respiración y las pitadas del marlboro de turno (ya no me queda ni un cigarrillo de la marca que fumaba en Argentina. Nota: Cuando vuelva allá "Recargar provisiones").
Hay algo que está en mi mente y a lo que todavía no he querido prestar atención (¡Hago represión selectiva! Jajaja... :P) ¿Por qué pienso en ella? (ella= madre biológica). No lo entiendo. (Si alguien sabe la respuesta, ámbito "psi" preferiblemente, bienvenida será). Durante mi época de terapia, al tocar este tema, me dijeron que cuando fuera madre - en esa etapa - se iban a jugar y resolver, de alguna manera, situaciones del tema de mi propia maternidad y antes que ellas, cuestiones relacionadas con mi origen, que todo se iba a resignificar. Ok, lo entiendo e intuyo por que lado va a ir la cosa... pero ¿ahora?. ¿Por qué aparece ahora en mi mente? Me he llegado a encontrar preguntándome si ella alguna vez, pensó en mi futuro y por lo que sé de la historia, no dió muchas muestras de que le importase.
Por primera vez siento que empiezo a echar raíces. Paradójicamente, aunque crecí en un entorno familiar, tuve padres, abuelos, primos, toda la red de contensión social y afectiva que tiene cualquier persona... había algo que faltaba. Pensando en la analogía de un árbol, tenía todas las partes del mismo, pero de alguna forma, sentía que me faltaban raíces. (Ja! Ésto es una sesión psicológica de las buenas, hay "material" por todas partes). Hablando con otra gente en mis mismas circunstancias, he aprendido que ellos también sentían algo de éste órden, por más familia, amigos y demás cosas que tuviesen.
Desde muy chica sentía que algo me faltaba. En aquella época no podía saber "objetivamente" que estaba en lo cierto, pero lo sabía. El tema de mi adopción se blanqueó desde mí hacia mis padres hace unos 7 años nada más. Ese saber de la falta, la falta de raíces, me resultaba inquietante, me angustiaba por momentos. Cuando fuí creciendo comencé además a sentir que más allá de la angustia había que poder suplir de alguna forma eso que faltaba. Sentía que necesitaba que alguna vez, ese vacío no existiese más. Más tarde, algunos años después, pude identificarlo como que era la falta de raíces (aún sin saber por qué) y por primera vez en la vida, siento que empiezo a tenerlas. Es un hallazgo inmensamente tranquilizador, empiezo a experimentar una calma interna que nunca antes había sentido; había sentido otro tipo de calmas, pero ésta no... así no, así nunca hasta ahora.
En el peor momento del momento de la oficialización de mi historia, estaba en medio de un vendaval de sensaciones. Es algo que no le deseo a nadie, sinceramente. Si existiera algo como el infierno - no hablo en sentido religioso - yo estaba inmers@ de lleno en él en ese momento. Llegué a sentir que no sabía si iba a ser capaz de reconstruir mi vida una vez más y seguir adelante. También sabía objetivamente - por mi metièr - que un alto porcentaje de personas que averiguaban la verdad de su origen siendo ya adultos, fracasaban - irremediablemente - en su vida en casi todos los órdenes: a nivel amoroso, a nivel familiar, a nivel de relaciones sociales, a nivel laboral. Era como que esa verdad/la vida o como quieran llamarle, los derrotaba y hacía añicos. Y tenía miedo de que eso también me pasase a mí. Que después de todo el derrotero de mi vida y de haberme levantado tantas veces antes, ésta vez ya no pudiese, ya no tuviese fuerzas, que ya no encontrase mi Norte.
Los años pasaron, hoy por hoy estoy en este momento de la vida y por primera vez siento que estoy teniendo raíces, mis propias raíces y eso hace que sienta una calma y una paz de un gradiente para mí desconocido hasta ahora. Creo que hasta esa suerte de vacío o soledad primigenia está más calmo, más en paz. Estoy accediendo a un nuevo nivel - interno y externo - de la vida y como cada comienzo, ésto es realmente esperanzador.
1 comentarios:
A great topic to discuss!
A good post and the cute photo by the way!=)
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