viernes, 11 de septiembre de 2009

Ese día...

...parecía que iba a ser un día como otro.

En Buenos Aires era temprano, un día soleado, acababa de desayunar. Tocaba llamar a Mela, mi amiga asturiana: era el día de nuestra charla - casi semanal - por teléfono. La tele prendida de fondo, bajito, para ver las noticias del día.


La astur contestó, charlamos, nos contamos cosas y de pronto, incapaz de quitar la vista de la pantalla, le digo: Prendé la tele, mirá un canal internacional!. Rápido!

Del otro lado me decía: Pa qué? Mientras lo hacía.

Cuando encontró lo que tenía que ver, enmudeció por un segundo - seguramente mirando la enésima repetición del primer impacto - y sólo atinó a decir el tan español: Hostia!


Apenas balbucéabamos palabra y cuando podíamos burlar al estupor de lo que veíamos al mismo tiempo en distintas partes del mundo, sólo surgían lamentaciones. Sabíamos que era distinto a lo que habíamos visto antes.

El shock inicial ante la tragedia se disipó al ver el segundo impacto. Ya no era una fatalidad, era algo más: estaba planeado...




E-migrad@

2 comentarios:

PABLO JESUS GAMEZ RODRIGUEZ dijo...

Lo recuerdo bien...crei que era una pelicula, cuando lo vi por televisión.

Besos y feliz fin de semana...!

E-migrad@ dijo...

Sí, Cornelivs, era inverosímil - en nuestras mentes hasta ese momento - que algo así ocurriese.

El mundo - en cierto sentido - maduró de golpe; el invencible no era tan invencible, ni tan todopoderoso, ni tan muchas otras cosas. Una suerte de recreación para el siglo XX de la escena de David y Goliat (salvando claro las diferencias). También perdimos cierta inocencia y algo del registro de la seguridad.

Un beso, buena semana...

E-migrad@

Publicar un comentario

 
Ir Arriba