viernes, 25 de septiembre de 2009

Con el cuerpo entre dos estaciones


En éstos días se ha producido el cambio de estación.

Aquí, en Europa, el día 22 de septiembre - casi a medianoche (GTM+1) - ha comenzado el otoño. Por la isla el cambio de estación se había comenzado a anunciar días antes con la aparición de nubes, algunas lluvias y descenso de temperatura por el atardecer/noche.

La llegada de la época más fresca le sienta bien a Gran Canaria. Sobre todo cuando comienzan las lluvias y los campos estallan de diferentes tonalidades de verdes. Aquí el clima es bastante bueno en general, la temperatura media anual está estipulada en 23º y aunque se ponga fresco, hasta ahora no he conocido el termómetro a menos de 15º (salvo que uno vaya hacia el interior de la isla en donde la temperatura puede descender mucho más que eso en otoño -invierno).

La verdad es que me gusta que llegue esta época del año, sobre todo porque si bien ya me acostumbré a ver los barrancos con sus tonalidades marrones durante la época estival, la isla gana mucho - para mí - cuando cambia de color. Llega la hora de que las presas se llenen, los pinos reverdezcan sobre la orografía tan particular de la isla, de las salidas al campo - los domingos - con ropa de abrigo por si "arriba" baja mucho la temperatura. Llega también la época de filas de coches yendo para Teror, Firgas ó San Mateo (por nombrar sólo alguno de las paradas clásica en el camino). La época de los paisajes de ensueño y de los moteros saliendo hasta por debajo de las piedras...


Del otro lado del charco - en el hemisferio sur - la primavera ha comenzado el día 21 de septiembre.

En Argentina se festeja ese día y también el Día del Estudiante, por lo que hay asueto escolar a nivel nacional. Sin embargo, aunque ese día no haya clases, todos los adolescentes entre 14 y 19 años se esmeran por levantarse temprano y tener sus mochilas listas y al hombro.

Es el día de los picnics improvisados a lo largo de cuanto espacio verde encuentren; si es en Buenos Aires mismo, el clásico lugar de encuentro son los Bosques de Palermo. Un puñado de hectáreas de bosques y lagos haciendo las veces de pulmón de la ciudad que se vé inundado por jóvenes salidos de casi todas las partes que buscan su sitio en la primera fila de estos festejos que incluyen conciertos gratuitos en diversos espacios de la Capital.
Fíjense si esta fecha no es importante que se le recibe incluso con una media marathon por la ciudad, días antes ó después.

Un invierno más ha pasado por allí y si hay suerte, ese día no lloverá (cosa que es más que probable que suceda en algún momento de esa fecha). Aún así, el clima irreverente no amedrentará a nadie, aunque vuelvas a casa hecho sopa por un insurrecto aguacero... ese día se festeja a lo grande, con amigos, guitarra y amores. La ciudad palpita a un ritmo diferente y todo el mundo lo sabe. Los adolescentes han capturado la ciudad más que en cualquier otro día del año y está permitido. Es casi imposible para cualquier adulto no ver las escenas que generan estos improvisados asaltantes y no terminar sonriendo nostálgica e incluso envidiosamente: ¿quién ese día no daría cualquier cosa por poder vivir un Día de la Primavera de esa forma nuevamente?.

Éste año tendré la suerte de disfrutar nuevamente del clima benigno, los anuncios de calor y de una Buenos Aires llena de colores y cantos de aves. La ciudad aligera su ritmo, está exhultante por estas épocas y todo invita a disfrutarla. Dejaré la isla rompiendo en verde y seguramente echaré de menos alguna salida al campo, esa naturaleza que me ha sabido enamorar.

Y es lo que tiene vivir con el cuerpo entre dos estaciones... uno no sabe bien como, pero - en algún punto del recorrido - se empieza a sentir que ya no se es de un solo lugar.



E-migrad@



- Primer foto: Paisaje del campo de Gran Canaria realizada por E-migrad@.
(Hacer click sobre la misma para ver en tamaño real).


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